El sector inmobiliario en la península ibérica, España, Portugal y Andorra, empezaron el 2022 con más dinamismo del esperado tras la pandemia y la escalada de precios en pleno auge. Sin embargo, la guerra de Rusia a Ucrania ha traído nueva incertidumbre al mercado y ha iniciado una escalada mayor de los precios en el mercado de la vivienda.
La construcción se ralentiza.
Aunque la demanda de vivienda en estos países ha continuado creciendo a pesar de la crisis mundial que se estaba viviendo en 2020 y 2021, los precios de las materias primas estaban generando contratiempos en los desarrollos de nueva vivienda. La construcción entró en una incertidumbre constante de los precios, los cuales subían y bajaban de un día a otro.
A esta ya impredecible situación de los precios se sumó el desabastecimiento, los problemas logísticos y los aún fluctuantes elevados precios de los materiales, lo cual genera una ralentización de los proyectos en construcción y, también, de todos los proyectos de rehabilitación. Los retrasos pueden poner en riesgo los beneficios de los profesionales que confían en el sector residencial como clave para sus inversiones. Aunque el mercado sigue demostrando que, a pesar de las dificultades, sigue siendo de alto interés para inversores nacionales e internacionales.
Los precios de la vivienda continuarán creciendo hasta 2024
Durante la crisis sanitaria del covid-19 en 2020 la demanda de vivienda cayó notablemente, pero se mantuvo más activo de lo esperado en el segundo semestre del mismo año. En 2021 se empezó a notar un ligero y constante crecimiento de la demanda en venta y también en alquiler, sector que vio con la pandemia una gran aceleración, poniendo al Built to Rent en el centro de muchas inversiones.
La inversión en obra nueva continuó creciendo a lo largo de todo el 2021 y así continúa en 2022, sin embargo, la demanda crece más rápido de lo que la oferta aterriza en el mercado. Este desequilibrio provoca una subida de los precios de la vivienda nueva más elevado que en la vivienda de segunda mano, aunque este también ha subido entorno a un 2,9%.
En las zonas de mayor interés, como lo son las capitales y las zonas de costa de interés turístico, la falta de suelo hace que el precio de este también se eleve. Este hecho se refleja en el precio final de la vivienda final.
En el segundo semestre de 2022, la guerra de Rusia a Ucrania ha propiciado consecuencias que se suman a elevar más los precios, no solo de la vivienda, sino también de las hipotecas que los compradores necesitan. Todo ello incrementa el esfuerzo necesario que las familias necesitan hacer para adquirir su hogar, lo cual hará ver una deceleración de las operaciones de compra. Así, la subida de los tipos de interés podría resultar siendo la “ayuda” que evite alcanza el techo en el sector que se esperaba alcanzar en 2024.
Los compradores aprovechan antes de que suban los tipos de interés.
Las consecuencias de la guerra y las sanciones que la Unión Europea ha impuesto al atacante han provocado un incontrolable aumento de la inflación y un incremento muy marcado de los tipos de interés. El Banco Central Europeo ya avisó en las primeras semanas del conflicto que si la inflación no frenaba sería necesario subir los tipos de interés interbancario, el Euribor, índice que sobre el que se regula el coste de las hipotecas.
Esta subida de los índices con el cual se determina el valor de los préstamos causará un menor número de hipotecas en el último semestre de 2022 y en 2023. Se deduce que las familias evitarán, o bien no podrán, hacer frente a las subidas de los precios de la vivienda y también del coste de las hipotecas. Por esta misma razón, se está viendo una aceleración en el cierre de operaciones de hipotecas en el segundo trimestre de 2022, destacando además la elección de hipotecas de tipo fijo e hipotecas mixtas frente a las de tipo variable.
A pesar de todas las dificultades, el mercado inmobiliario ibérico sigue demostrando tener una gran atracción para los inversores quienes ya este 2022 han vuelto a crecer. Las inversiones extranjeras ya alcanzan el 40% de las operaciones del mercado español, sobre todo en proyectos de obra nueva, y se prevé un aumento en lo que resta de año. También se debería ver un crecimiento de las operaciones en proyectos de rehabilitación, permitiendo revalorizar y aprovechar espacios en áreas de alto interés en las capitales.